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La discusión que has planteado reúne varias piezas de un mismo rompecabezas: la degradación interna de las compañías tecnológicas cuando priman las habilidades comerciales sobre el conocimiento técnico (la advertencia de Steve Jobs), la lógica deliberada de construir monopolios (Peter Thiel) y la manera en que ese poder se institucionaliza y blinda frente a la rendición de cuentas —hasta el punto de normalizar lo que para la mayoría sería una estafa—, como ilustraría el caso de la Comic-Con Málaga 2025. Juntas, estas piezas describen no sólo fallos puntuales sino señales de un problema sistémico: el capitalismo que conocemos está entrando en fase de declive funcional, porque sus incentivos y sus prácticas erosionan el motor que supuestamente lo hace legítimo: la creación real de valor y la competencia leal.

1. Cultura corporativa: vender frente a construir

La frase atribuida a Steve Jobs —“It doesn’t make sense to hire smart people and then tell them what to do; we hire smart people so they can tell us what to do”— resume una tensión central sobre la autoridad del conocimiento técnico frente a la habilidad comercial. (Fuente: entrevista y archivos de Fresh Air / NPR con Steve Jobs). (WBUR)

Cuando la promoción y la recompensa se orientan a capacidades comerciales, de relaciones públicas o de gestión de métricas externas, la empresa tiende a desplazar la autoridad del conocimiento técnico hacia el talento de “vender” visiones. Eso tiene varias consecuencias:

  • Decisiones desvinculadas del producto: se priorizan roadmaps y mensajes comerciales sobre la integridad técnica y la experiencia de usuario.
  • Innovación diluida: el riesgo de apostar por mejoras profundas disminuye si lo que cuenta es generar tracción de corto plazo.
  • Desfase entre liderazgo y ejecución: la dirección carece del vocabulario y la experiencia para evaluar trade-offs técnicos; ello incrementa la asimetría de información y el mal diseño de incentivos.

La observación de Chema Alonso —“Hay mucho Steve Jobs y una carencia enorme de Steve Wozniak en las empresas”— sintetiza este déficit entre figura visionaria y ejecutor técnico. (emprendedores.es)

2. El proyecto estratégico del monopolio

Peter Thiel popularizó la idea de que “la competencia es para perdedores” como una estrategia práctica para construir empresas que no compitan en precios sino que creen y mantengan barreras de entrada; su conferencia/curso y su libro Zero to One explican esa tesis en detalle. (Ver la charla “Competition is for Losers” y el libro Zero to One). (YouTube)

Esa lógica produce:

  • Barreras de entrada altas (datos, capital y efecto red).
  • Economías de escala extractivas que permiten retener una parte desproporcionada del valor creado.
  • Narrativas políticas y regulatorias que neutralizan el escrutinio (presentar el dominio como innovación inevitable).

Sam Altman, observador y actor central del ecosistema startup, ha reconocido la posición dominante de ciertos actores del ecosistema (por ejemplo, Y Combinator), lo que ilustra cómo estas dinámicas están presentes en la práctica. (TechCrunch)

3. La normalización de lo “legalmente dudoso”: del caos al aprovechamiento

El caso de la Comic-Con Málaga 2025 (colas interminables, aforos desbordados, quejas y reclamaciones formales ante asociaciones de consumidores) funciona como metáfora práctica de cómo la combinación de lucro, marca y permisividad institucional puede traducirse en externalidades graves para consumidores y comunidades. Cobertura periodística y reclamaciones de la OCU dan cuenta de las denuncias y del debate público sobre la responsabilidad organizativa. (El País)

4. Erosión institucional y pérdida de legitimidad

El declive del capitalismo, entendido como pérdida de eficacia y legitimidad del sistema, se manifiesta en varios frentes interconectados:

  • Fallos de mercado y estancamiento innovador cuando la captura de rentas sustituye la competencia.
  • Captura regulatoria y dificultad para aplicar normas en mercados digitales, que han impulsado iniciativas normativas recientes (por ejemplo, la Digital Markets Act en la UE). (Digital Markets Act (DMA))
  • Desigualdad y desafección social: concentración de beneficios frente a externalidades sociales.
  • Crisis de confianza en la meritocracia cuando las promociones premian tracción y narrativa más que contribución técnica real.

Informes y análisis de organismos internacionales (OECD, estudios de concentración de mercado) documentan las tendencias de concentración y los retos de la regulación en mercados digitales. (OECD)

5. ¿Hacia dónde podemos moverse? — correcciones posibles

Propuestas concretas y referencias para políticas y gobernanza:

  • Reforzar la gobernanza interna: equilibrar perfiles técnicos y comerciales en la cúpula; vincular retribuciones a métricas de valor real y sostenibilidad. (Ver prácticas recomendadas en literatura de gestión y estudios de casos).
  • Políticas antimonopolio modernas: actualizar marcos para mercados digitales; el ejemplo europeo del DMA ofrece un modelo regulador activo. (Digital Markets Act (DMA))
  • Transparencia en pactos público-privados: cláusulas sobre aforos, seguridad y rendición de cuentas (aplicación práctica: reclamaciones y seguimiento por parte de asociaciones de consumidores como la OCU). (www.ocu.org)
  • Modelos alternativos de propiedad y gobernanza: cooperativas, employee stock ownership plans (ESOPs) y límites a retornos financieros desalineados con creación de valor social.
  • Cultura cívica y consumidor activo: presión ciudadana y boicot informado como mecanismos correctores.

6. Conclusión: no es el fin del capitalismo, pero sí su prueba de fuego

No predigo un colapso súbito; sí advirto sobre una pérdida de capacidad de autorrenovación si no se corrigen incentivos. Recuperar legitimidad exige reequilibrar quién decide (más “Wozniaks”), modernizar la regulación (ej.: DMA y renovados esfuerzos de competencia), y fortalecer la rendición de cuentas en contratos público-privados y eventos masivos. (WBUR)


Fuentes y enlaces principales (selección)

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[–] PumpkinDrama@reddthat.com 1 points 1 month ago

La tensión que describíamos antes —la degradación de la autoridad técnica frente a la primacía comercial, la lógica de capturar mercados en lugar de competir sanamente, y la normalización de prácticas que externalizan costes sociales— encuentra una ilustración potente en la transformación de la exploración espacial en la última década. Empresas privadas lideradas por Elon Musk, especialmente SpaceX, han pasado de ser contratistas complementarios a proveedores centrales de capacidades que antes dependían de la NASA y de estructuras públicas. Esa transición no es sólo técnica: implica incentivos, captura institucional y una reasignación de riesgos y beneficios que nos permite repensar el diagnóstico sobre el «declive» del capitalismo. (Built In)

1. De la contratación pública a la «privatización funcional»

Programas como Commercial Crew y los contratos de reabastecimiento a la Estación Espacial Internacional (ISS) han otorgado a empresas privadas contratos que, en la práctica, reemplazan servicios que antes gestionaba directamente la agencia pública. En el caso de SpaceX, la relación con la Administración ha sido fructífera para la compañía: investigaciones periodísticas calculan que las empresas de Musk han recibido decenas de miles de millones en contratos, préstamos y ayudas públicas —una cifra citada frecuentemente en torno a 38.000 millones de dólares acumulados—, lo que alimenta la acusación de que el Estado financió en gran medida su ascenso. (Built In)

Esta combinación —financiación pública para capacidades estratégicas y gestión operativa privada— produce una «privatización funcional»: la sociedad paga por desarrollar y mantener capacidades esenciales, pero la propiedad operativa, la decisión final sobre precios y despliegue, y los riesgos reputacionales y políticos quedan en manos privadas.

2. Riesgo político y dependencia estratégica

La centralidad de un proveedor privado crea vulnerabilidades sistémicas. Un ejemplo reciente: tensiones políticas y personales han puesto en riesgo decenas de miles de millones en contratos federales de SpaceX —una cifra citada en torno a 22.000 millones en riesgo por disputas—, lo que evidencia que la dependencia del sector público respecto a un actor privado puede transformarse en arma política o en punto de fallo crítico para políticas y programas estratégicos. (Reuters)

Cuando la continuidad de misiones científicas, transporte de astronautas o despliegue de capacidades críticas queda condicionada a relaciones políticas o a la conducta privada de un único actor, la resiliencia del sistema público decae y la capacidad de la sociedad para orientarse por criterios de interés público se empobrece.

3. Supervisión debilitada y capture institucional

La concentración de contratos y la preeminencia privada se producen en un contexto donde la supervisión y la capacidad técnica independiente pueden verse erosionadas: recortes a oficinas de política científica o de apoyo técnico en agencias públicas incrementan la asimetría entre el regulador y el regulado, y abren la puerta a influencia desproporcionada de proveedores dominantes. Informes y cobertura han destacado preocupaciones sobre el cierre o debilitamiento de oficinas clave en la NASA y cómo esto puede incrementar la influencia de actores privados. (The Guardian)

A su vez, el escrutinio legislativo y las investigaciones por posibles conflictos de interés (por ejemplo, iniciativas de miembros del Congreso para revisar relaciones entre la agencia y contratistas) muestran que la respuesta institucional existe, pero llega cuando la dependencia ya es alta y el daño potencial es mayor. (frost.house.gov)

4. Conexión con las dinámicas corporativas más amplias

Las dinámicas que vemos en el sector espacial resuenan con patrones que hemos analizado previamente:

  • Cuando las promociones y la autoridad de decisión se orientan hacia habilidades comerciales y de lobby, en detrimento de conocimiento técnico y gobernanza interna sólida, la empresa prioriza la captura de mercado y la narrativa por encima de la integridad técnica. Esa tensión fue sintetizada por Steve Jobs en su advertencia sobre dejar decidir a las personas más capacitadas en materia técnica: “It doesn’t make sense to hire smart people and then tell them what to do; we hire smart people so they can tell us what to do.” Esa frase ayuda a entender por qué la pérdida de voz técnica en la cúspide corporativa tiene costes profundos. (WIST Quotations)

  • Al mismo tiempo, la estrategia de construir posiciones de mercado que eviten la competencia directa —«la competencia es para perdedores», en la formulación de Peter Thiel— explica la búsqueda deliberada de posiciones monopolísticas o quasi-monopolísticas que permiten capturar renta y consolidar poder. Esa lógica incentiva la expansión desde nichos dominados hacia mercados amplios, reforzando barreras y efectos de red que dificultan alternativas viables. (YouTube)

5. ¿Por qué esto contribuye al «declive» del capitalismo liberal?

Si entendemos el «declive» no como colapso súbito sino como pérdida de legitimidad y de capacidad autorreguladora, la privatización funcional de sectores estratégicos aporta varios vectores de erosión:

  • Captura de valor público por actores privados: el retorno social de inversiones públicas se diluye cuando la gestión y la captura de beneficios quedan concentradas en manos privadas; la relación entre riesgo público y beneficio privado se rompe. (The Washington Post)
  • Fragilidad política y operacional: dependencia de un único proveedor para funciones críticas hace que decisiones privadas y conflictos políticos puedan paralizar programas nacionales. (Reuters)
  • Erosión de la competencia y de la innovación abierta: la consolidación favorece economías de escala y efectos de red que elevan barreras de entrada y reducen la diversidad de soluciones. (Built In)
  • Perdida de legitimidad institucional: recortes en capacidades regulatorias y la normalización de relaciones público-privadas opacas alimentan la percepción de que el Estado ya no actúa priorizando el interés público. (The Guardian)

6. Correcciones necesarias — cinco palancas concretas

Revertir o moderar estos riesgos requiere intervención en varios niveles y no basta con exhortaciones retóricas:

  1. Reforzar capacidad técnica pública: mantener oficinas de política, evaluación técnica independiente y talento dentro de las agencias para que puedan negociar y supervisar contratos con criterio. (The Guardian)
  2. Diversificar proveedores y favorecer competencia real: diseñar contratos que favorezcan interoperabilidad, estándares abiertos y rutas de competición efectiva para evitar dependencia monopólica. (Built In)
  3. Condicionar ayudas y contratos a contrapartidas públicas claras: incluir cláusulas sobre propiedad intelectual, acceso remoto, transparencia y retornos sociales cuando el desarrollo ha sido financiado con fondos públicos. (The Washington Post)
  4. Fortalecer supervisión y reglas de conflicto de interés: investigaciones legislativas y reglas más estrictas sobre conflicto sirven para reducir incentivos a captura. (frost.house.gov)
  5. Fomentar gobernanzas híbridas: modelos con participación pública en ciertas decisiones estratégicas, y gobernanzas que incorporen voz técnica interna (más “Wozniaks”) y responsabilidad social corporativa vinculante.

7. Conclusión: volver a alinear incentivos

La privatización funcional de la exploración espacial —la ejemplificación por SpaceX y el caso de la relación público-privada con la NASA— no es sólo una anécdota de política industrial; es una manifestación localizada de problemas sistémicos: captura de valor, erosión de supervisión pública y reasignación de riesgos sociales hacia actores privados. Si el capitalismo liberal pierde la capacidad de garantizar que las inversiones públicas produzcan beneficios públicos claros, y si la competencia y la gobernanza técnica se debilitan, lo que está en crisis es la legitimidad del modelo económico. Corregir eso exige medidas técnicas, contractuales y políticas que devuelvan voz y autoridad al interés público sin paralizar la innovación privada.